Y llegó un ángel
Este verano hará cinco años que tomé la decisión de adoptar un galgo, porque estaba –y estoy– absolutamente sensibilizada por las incesantes e impunes canalladas de las que son objeto. Cuando me puse en contacto con el albergue, no quise elegir: «Dadme aquel que vosotros consideréis que necesita una familia con más urgencia» Y así fue como nos llegó un ángel a casa: Greta. Trepidaba como una hoja. Cuando llegamos