Buddy ya está en casa
El día 8 de julio, Buddy se fue a casa después de 21 días en cuarentena. Por fin, regresó con sus dueños después de que el veterinario certificara su buen estado de salud. Estos semanas ha estado aislado en la Asociación Protectora de Animales de la Anoia (APAN). Para los que no os acordéis lo qué ocurrió a este cachorro de de caniche, os recordaré su historia. Buddy viajó de Nueva York, allí tras pasar los controles pertinentes, embarcó hacia Barcelona. Al llegar el día 12 de junio, no pudo reunirse con sus dueños puesto que los responsables de salud animal del aeropuerto no podían leer el microchip.
La responsable de salud animal les dio tres opciones a sus dueños: llevar un lector de microchip capaz de leerlo, sacrificarle o la devolución del perro al lugar de origen. Al parecer, la normativa vigente dice que es responsabilidad del dueño del animal facilitar un lector de chip. Los dueños llevaron 17 dispositivos pero al ser un dispositivo americano no se podía leer.
Desde que llegó a España, Buddy estuvo varias horas en un trasportín. Al día siguiente, le pusieron en una sala limpia y le dejaron el trasportín abierto para que pudiera estirar las patas. Además, los dueños pudieron entrar a verle y le dieron agua y comida. La veterinaria del aeropuerto, les dijo que como el caso no era muy grave esperarían al lunes. Por esto, la dueña de Buddy creó una página en una red social y una petición para presionar a las autoridades y evitar soluciones drásticas.
Además, presentó una demanda por maltrato animal ayudada por la abogada de PACMA pero la jueza denegó las medidas urgentes después de llamar a la veterinaria del Prat y preguntarle si la vida de Buddy corría peligro, al responderle qué no, la jueza les instó a seguir la vía administrativa (Ministerio de Agricultura).
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Finalmente, tras varios días de presión e insistencia (las firmas recogidas, asociaciones por el derecho animal…), el Ministerio de Agricultura le comunicó a la familia que se le concedían 21 días de cuarentena a Buddy.
Ahora, por fin, se encuentra en su hogar.
Kisses,
Olalla